Si bien El Principito es uno de esos libros que de ley tienes que leer en los primeros años de tu largo transitar por la escuela, pues a mi nunca me pidieron que hiciera tal cosa. En varias ocasiones me topé con el libro en uno de los rincones de mi baño, pero solamente leí la dedicatoria a mi tia Vicky, ví los dibujitos y lo coloqué nuevamente en su lugar...
Fue hasta el 13 de octubre de 2005 en que compré mi propio ejemplar de El Principito, versión acompañada de otras obras de Oscar Wilde, el punto es que este año, 2010, se me antojó leer el libro y me agradó bastante, no sólo por la frase "Sólo con el corazón se puede ver bien. Lo esencial es invisible para los ojos" sino porque está cargado de metáforas muy interesantes y personajes que de igual manera podemos asociar a nuestra vida o identicarnos tal vez.
Un triste pero emotivo final, para quienes como yo, dudaron en leer El Principito durante tantos años, es una obra que no debemos dejar pasar antes de partir...
